Comenzó la temporada 2011 y lo hizó con una vuelta al pasado, donde los promedios eran más terrenales y la bola corta formaba parte del juego.
Los bolaris actuales, acostumbrados a carrejos como mesas de billar (como siempre “Txutxi”, uno de los sabios de este deporte) y a bolos de 850 gramos, se encontraron en Urioste con bolos de más de 1 Kg y con un carrejo que aún sigue estando cuesta arriba, con lo que las bolas mal pegadas no sumaban y el propio carrejo no regalaba nada. Esto unido a la falta de entrenamiento de los bolaris hizo que con 7 bolos de 4 bolas se obtuviera premio. En estas circunstancias volvió a tomar valor la figura del armador, tan denostada últimamente por algunos bolaris.
Siempre he creído que nuestra modalidad de bolos debe ser dura y que por muchas boladas que se vean no es más bonito el partido. No podemos caer en la tentación de hacer más fácil esta modalidad de bolos tan nuestra por el mero hecho de querer destacar uno mismo aun sin tener un nivel medio. Por eso siempre habrá que respetar a los jugadores del pasado, ya que ellos realizaban sus tiradas en carrejos más duros que los de la actualidad
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